Mencionar a Declan Hill es hablar de un especialista en apuestas deportivas. Pero hasta ahora, las menciones del autor de numerosos libros sobre el tema había dejado menciones mínimas, casi nulas, respecto al fútbol argentino. Hasta hoy. Según tuiteó entre ayer y hoy el propio periodista canadiense, el equipo de investigación de la Universidad de New Haven, en Connecticut, identificó partidos sospechosos en Uganda, Irán y «mierda total» en Argentina.

«Alerta contra el arreglo de partidos. El equipo de Investigación de @UnewHaven identificó partidos sospechosos en Irán, Uganda (no es de extrañar allí) y «mierda total» en Argentina», escribió Hill este martes.

Pero las advertencias de Hill siguieron hoy miércoles y señalaron a gran parte de América Latina, hasta ahora una región que, según los especialistas, figuraba por detrás de los mercados asiáticos, los líderes mundiales de apuestas deportivas clandestinas.

«Brasil y Argentina han sido una buena mina para los arregladores de partidos, especialmente de nivel 2 (por el Ascenso) e inferiores. Algunos partidos en Perú y Chile (un equipo de cada país muy sospechoso», agregó Hill, que siguió en su hilo: «Más del equipo de New Haven: Las ligas latinoamericanas son más baratas de arreglar y exportar jugadores a todos los rincones del mundo, incluidas muchas ligas menores. Pueden ser el criadero de la red global de amaños», agregó Hill hoy.

Sus publicaciones en Twitter continuaron con menciones al narcotráfico y amenazas de muerte en el subcontinente: «Más de los amañadores de partidos asiáticos: ‘Salimos de América Latina. Los cárteles de la droga estaban demasiados involucrados con su fútbol, y arreglando (partidos). Son gente aterradora. Molesta a la gente equivocada y terminas colgado de un puente'».

En consonancia con esa referencia de Hill al «nivel 2» de Argentina, el fútbol de Ascenso está apuntado desde hace varios meses. El año comenzó con una denuncia inédita de un club, El Porvenir, de la Primera C, hacia sus jugadores: separó a cuatro futbolistas de su plantel porque habían confesado, ante sus compañeros de equipo, que habían cobrado dinero del mercado clandestino.

Uno de los jugadores admitió haber recibido entre 10.000 y 15.000 pesos para provocar córners y penales. Son -aparentes- pequeñeces que pueden pasar desapercibidas en la cancha pero que forman parte del argot de las apuestas, donde se puede hacer dinero por el resultado pero también por la cantidad de tiros de esquina, laterales y penales.

El Porvenir terminó descendiendo a la Primera D, pero el escándalo de las apuestas salpicó también a otros clubes del Ascenso. Los cuerpos técnicos de muchísimos equipos, no sólo de la C, están preocupados porque la mafia de los apostadores tienen línea directa con jugadores.

Esta situación se da justo cuando la relación entre el fútbol argentino y las casas de apuestas oficiales acaba de empezar. El gobierno nacional y varias administraciones locales -la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, también Santa Fe- aprobaron el año pasado la incursión oficial de las licenciatarias. Las transmisiones televisivas de los partidos se llenaron de publicidades del rubro. Las camisetas de River, Vélez, Estudiantes y Chicago, entre otras, promocionan a diversas casas. La AFA también firmó un contrato con una de ellas.

Se trata, además, del mismo fenómeno que ocurre en el resto de América: 17 de las 20 camisetas del Brasileirao tienen como sponsors a casas de apuestas, y los campeonatos de Colombia, Perú y Ecuador están auspiciados por licenciatarias locales.

En Europa, recién ahora es al revés: los gobiernos tratan de romper una relación que fomenta la ludopatía y despierta las sospechas de arreglos en resultados, un tema que ya fue denunciado hace más de 15 años por Hill en su libro «The Fix». Un Hill que ahora precisa lo que pasa en Argentina: «mierda total».