Hola, ¿cómo están?

Mientras les escribo son las 5.09 de la mañana, Argentina acaba de perder su primer partido en un Mundial que se juega en la otra punta del mundo: Italia ganó por 1 a 0 en un partido muy peleado y que, pese a la derrota, deja una buena noticia para nuestra Selección. Ni más ni menos que un cambio de época: Argentina mostró que puede competir en una Copa del Mundo haciendo su propio juego.

En el newsletter pasado les mencionaba que había que moderar las expectativas porque en la rama femenina Argentina no es una potencia. El camino que recorre es el de la construcción de una identidad de juego. Podemos decir que tuvo una victoria sólida puertas adentro, la de creérsela y poder jugar de igual a igual, sin meter a todas atrás y un Dios que no existe de 9.

Perdonen si esta entrega no tiene tanta emoción. Este año, a diferencia de 2019, decidí no ir al Mundial. Me quedé en casa porque nació Gino, mi hijito de 9 meses, que mientras escribo estas líneas llora en la habitación de al lado, al cuidado de su papá. Les confieso que hace nueve meses que no duermo y también que les acabo de mandar un mensaje a mis amigas que están en Nueva Zelanda: “Ustedes con toda la adrenalina y yo acá tirada con sueño en el sillón”. Quiero pensar que acá en casa también estamos trabajando para cambiar la identidad: la de Gino, para que duerma alguna noche de corrido y desde ese día para siempre. Manden fuerzas. 

Pero hablemos de fútbol, un pedido de las propias jugadoras. Germán Portanova se inclinó por un esquema con dos jugadoras clave, dos de trabajo sucio, que pueden jugar de todo. Sophia Braun, la estadounidense nacionalizada argentina, en el lateral derecho, y Romina Núñez, una fija entre las volantes en este ciclo. Y dejó a Yamila Rodríguez, la aparición más rutilante del fútbol argentino en los últimos años, en el banco de suplentes.

El primer tiempo fue lo mejor de Argentina, con Estefanía Banini como protagonista. Es insólito que una jugadora de su talla, y con su incidencia positiva en el juego de Argentina, haya estado tres años fuera de la Selección. Por suerte volvió. En sus pies están nuestras fantasías. Antes del partido había dicho que, frente a la inferioridad física de la Selección respecto de otros equipos, nuestra carta era el fútbol de potrero. No sé si lo viste, pero tiró un lindo caño. Ya con el primer tiempo finalizado la mendocina fue la mejor del equipo.

A Italia le anularon dos goles por posición adelantada y eso fue por el buen trabajo de las centrales, Mayorga y Cometti. También funcionó bien la dupla de volantes centrales que Portanova eligió para contener a las rivales. Benítez-Falfán, 24 y 22 años, respectivamente, puro futuro, corazón y pases cortos.

La Selección es un equipo que se hace fuerte en las sociedades que construye. Y esta madrugada también rindieron para mostrar lo mejor del equipo. La más saliente, la vinculada al juego, es la de Banini y Bonsegundo, que cada vez se entienden mejor. La cordobesa tuvo algunas jugadas interesantes, la mejor, un tiro libre que atajó la arquera Durante, fundamental para que Italia mantuviera el cero. 

El segundo tiempo mostró una de las grandes distancias que tenemos, todavía, en lo físico, vinculada a la historia: el poco tiempo de trabajo serio y desarrollo formal de la disciplina que llevamos respecto de otras selecciones. A Argentina le costó llegar con resto al final.

Portanova decidió el ingreso de Rodríguez por Núñez, apostando al gol y arriesgando la marca; y justo por ese lado Italia marcó la diferencia, después de 86 minutos de juego, gracias al gol de Cristiana Girelli, que le ganó en el salto a Cometti y marcó de cabeza.

Pensando en Sudáfrica, el próximo rival el jueves a las 21, lo preocupante es la cantidad de amarillas. Argentina terminó con cuatro: Mayorga, Stábile, Bonsegundo y Larroquette. Pero se fue también con la confianza que, es evidente, les da sentirse protagonistas. Banini, Bonsegundo y Mayorga lo dijeron después del partido, en las entrevistas. Las tres jugaron el Mundial pasado. “Antes no proponíamos nada y buscábamos el empate. Hoy salimos a buscarlo y tomamos más riesgos”, dijo Banini.

Acá en casa antes dormíamos y nos conformábamos con el punto. Salimos a buscar cambiar la vida y tomamos riesgos. Y bueno, acá estamos, ya vamos a ganar algún partido.

A tenernos fe, que en el Mundial todavía quedan dos partidos en el Grupo G. El próximo es este jueves, a las 21, un horario más humano.

Les mando un abrazo.