Hola, ¿cómo están?

Salí del Lusail a las tres de la mañana. Ya había entregado la crónica del partido para el diario de hoy. Si todavía no la leyeron, pueden hacerlo acá.  Y hay otra nota breve sobre los hinchas en el partido más caliente de un Mundial frío. Miren la hermosa tapa de Tiempo. Y no se pierdan leer a Delfina Corti, ctor Hugo Morales, Andrés Burgo y Ricardo Gotta. Hicimos una hermosa edición.  

Anoche, mientras salía, todavía quedaban algunos argentinos y mexicanos que se mezclaban, gritaban, que ya no podían volver en metro, cerrado a esa hora, y buscaban un auto en los puntos de encuentro. En la espera scrolleaban Instagram, Twitter, pasaban fotos por WhatsApp y los que tenían datos venían los goles de la Argentina. Y hacían cuentas sobre con quién podría cruzarse la selección. Porque primero fue el alivio, el alma que vuelve al cuerpo del equipo, y después es volver a empezar, a reengancharse con el Mundial, con la selección, que se nos comience  a dibujar lo que viene, que todavía no sabemos qué es. 

El gol de Messi pasa a la galería de goles argentinos más gritados en un Mundial. El de Claudio Caniggia a Brasil en Italia 90, el de Marcos Rojo a Nigeria en Rusia 2018, el de Maxi Rodríguez también a México en Alemania 2006. El de Jorge Burruchaga a Alemania en México 86 fue un gol de campeones del mundo, fue otra cosa. Lo de ayer fue distinto a otras veces. Fue un grito más defensivo, un grito salvador, por eso las lágrimas. Y encima fue de Messi. Por eso lo que vimos de Pablo Aimar, con cara de poseído, como reponiéndose de un síncope. Es muy bueno lo que dijo Scaloni en la conferencia de prensa: “La sensación es que te estás jugando algo más que un partido de fútbol y no lo comparto”. Escuchen entera la respuesta, vale la pena. Pero también es cierto que así lo vivieron ellos. Fue muy potente ese instante, cuando Scaloni y Walter Samuel se acercan a hablarle mientras Aimar respira hondo.

Hay en el fútbol una fuerza que es superior a la de un juego. Ayer un país se levantó preguntándose cómo sería vivir sin Mundial. Ahora mismo podríamos preguntarnos cómo hubiera sido levantarnos sin Mundial. El fútbol no cambia nada de nuestras vidas pero nos cambia todo. ¿O cada uno no se queda con lo que debe haber vivido con amigos, hijos, hijas, madres, padres, con hermanos? ¿O no les vuelve la sensación hermosa de la explosión, del abrazo, de sentirte así con la gente que querés? A mí el Diario Olé me agarró haciendo una videollamada con uno de mis hijos antes del partido. Y si la comparto es porque me gustó guardar ese momento. El fútbol me interesa con ellos, con mis hijos. Esa frase de que al día siguiente hay que salir a laburar, como siempre, es tan cierta como que preferimos salir a laburar con alegría. Por suerte hoy es domingo. Si quieren volver a verlo, escuchen este relato italiano que posteó Daniel Arcucci donde hablan de Rosario, Celia, Grandoli, se emociona. Y se mete en el cuerpo Diego Maradona. 

¿Qué debe haber sentido Enzo Fernández al levantarse? Tiene 21 años, marcó su primer gol en un Mundial y su gol además fue hermoso. El movimiento de las piernas cuando se mete al área, la pegada, la curva de la pelota. Y cómo ese gol, incluso, se construyó antes en el córner que Rodrigo De Paul jugó corto con Messi, que le dedicó estas palabras. Toma otro valor  lo que Enzo escribió en 2016, después de que Messi anunciara su renuncia nunca efectiva a la selección. “Jugá para divertirte -puso en Facebook– que cuando vos te divertís no te das una idea lo que nos divertimos nosotros”. Ayer se divirtieron juntos. Y para Enzo es su primer Mundial, ya mostró que es una categoría de futbolista de selección. 

Hubo otros jugadores para destacar, más silenciosos en su tarea. Dibu Martínez le sacó un tiro libre a Alex Vega agarrando la pelota en el aire cuando podía sacarla con los puños. Eso transmite seguridad a un equipo, como las veces que salió a cortar centros. Anoche contó que después del partido con Arabia Saudita habló mucho con su psicólogo. El liderazgo de Nicolás Otamendi en la línea defensiva fue total. Ganó todo lo que se le puso adelante. Once duelos con jugadores mexicanos fueron de él. Y formó una dupla impasable con Lisandro Martínez, que ya venía en un gran nivel con el Manchester United y entró muy bien a este equipo. La dupla de centrales por ahora está acá. Y Marcos Javier Acuña, jugador de selección nacional. No tuvo un buen comienzo en el partido, acorde a lo que pasaba con el equipo, más dedicado a frenar ese costado de los mexicanos. Pero fue subiendo en su participación. Y fue vital para que la línea de 5 que Scaloni eligió después del gol de Messi permitiera un camino de salida. Subió, ganó corners, y tuvo la pelota porque si la tiene es difícil sacársela.  

Viene Polonia, la hora de la verdad. No por el rival, pero este partido marcará lo que sigue y le caben todas las posibilidades. Será un miércoles, en la tarde de la Argentina, en la noche de Qatar. Pero ya sabemos que el tránsito hacia ese día será distinto, tendrá otra densidad. Porque vamos a dejar de lado los eufemismos, este partido que pasó lo vivimos con miedo, con cagazo, nos envolvió un pesimismo que no suele ser argentino. Ya pasó, ya está. El Dios fútbol dirá qué nos toca. Pero recuerden siempre que tenemos a Messi.

Hasta la próxima carta, 

AW